Hace un par de años tomé esta fotografía. Usé un lente 70-200 de Nikon desde una montaña que a viento y frío me tuvo sufriendo. Supongo que así corresponde al final de la tarde en las Himalayas desde la montaña negra, como se le llama al Kalapatar, a 5.500 metros de elevación sobre el nivel del mar.
El glaciar a la vista es el Khumbu, muy conocido en el mundo por tratarse del primer gran obstáculo al que se exponen los montañistas que ascienden por la cima del Everest. Es impresionante, mortal, mudo y con un aroma como de acetona. Es muy fotogénico y como todo lo grandioso, me tuvo una sorpresa.
No fue sino hasta varios meses después que descubrí gente en la fotografía. Sin proponérmelo, había capturado imágenes de montañistas escalando en dirección al Kalapatar. ¿Los ves abajo a la derecha? (Si hacés un clic en la foto primero, y otro después, podrás ampliarla a toda la pantalla).
Después de encontrarme con gente entre el hielo, esta fotografía pasó a ser una favorita, porque cuenta una historia, agrega perspectiva y sentido de ubicación. Antes de descubrir a los viajeros era solo un paisaje enorme; después se convirtió en un cuento de aventureros que se van hasta los extremos.
Todo toma mucho más sentido cuando se tiene la perspectiva correcta. Para todo lo que valga, es mejor con un punto de referencia y la relación que proporciona. ¡Qué pequeños somos!
Podría elaborar sobre la idea, pero sobrarían las palabras. Esta imagen lo dice todo.
Por ahora, punto y aparte.