Confesiones de un corredor

En los últimos 9 años he corrido 6 maratones, aunque debieron ser unas 8. El año pasado me accidenté en abril bajando por una montaña empinada, y ahí me lastimé la rodilla. ¡Cómo dolió! Luego en setiembre finalmente se diagnosticó mi menisco roto y a finales de noviembre me operaron. Así se me fue el 2011.

En los años que no corrí los 42.2 kms. fue por lesiones menores que siempre pude superar. En alguno de esos periodos tal vez dejé de correr por completo unas cuatro a seis semanas. Antes no fue tan difícil vencer esos ratos flacos y aunque difícil regresar, al año siguiente volvía a correr. De una u otra forma, lograba vencer todos los obstáculos y frenos, así como en este comercial de Asics.

Después de la tortura que fue la maratón de Nueva York en el 2010, decidí que me pasaría a medias maratones. Con esto, la dimensión del desafío bajó significativamente, y el accidente me terminó de poner en cero. Hoy llevo unos seis meses sin correr y mi condición física está en el suelo, aunque en nada se compara con la condición del ánimo. ¡Qué fuerte es la mente!, para bien y para mal.

El diablillo blanco me aconseja, me anima y me propone despegar con todo. El diablillo rojo aparece y siempre me dice que puedo empezar el lunes que sigue, o que mañana será más oportuno. Uno me hace soñar y el otro me acomoda en el sofá. ¡Charita!

La rodilla todavía se queja y ahora estoy con un impedimento que parece pasajero, pero suficiente para complicarme el regreso. Es una cosa de nada, y por esto no me quejo. Lo que sí me tiene inquieto es el quebranto de voluntad. He pasado de no poder pasar de más de dos o tres días sin correr, a no tener ganas ni de levantarme temprano!

He cuidado el peso y aún así he ganado mis kilos. Los propósitos del año nuevo en la dimensión física están definidos, y aún así, no logro arrancar con disciplina. ¿Seré solo yo? ¿Me estará haciendo falta algo en la ecuación? ¿Te ha pasado? Y bueno, ¿Cómo despego el año atlético con lesión y sin ganas?

Lo he pensado y me he rascado la cabeza varias veces. He buscado y me he encontrado con algunas trampas. La primera es que no es un reto que he compartido. (Y por esto hoy decidí contártelo por aquí). También me he encontrado que necesito una meta grande y que la maratón lo era. Hoy quiero revisarla y concretar un proceso que me saque del hueco y me regrese a las calles, o bien, a la bicicleta o la natación. ¡Lo que sea!, con tal de regresar las endorfinas al sistema.

Si te sentís o te has sentido así, no estás solo. O bien, no estás sola. ¡Cómo cuesta arrancar! Dicen que un hábito nuevo se adquiere después de 21 días seguidos, y lo creo. Sin embargo, reiniciar prueba ser aún más difícil, porque nos comparamos con aquellos momentos donde todo parecía fácil, natural y fluído. Te lo confieso: necesito la adicción de nuevo.

Quiero volver a sudar hasta la última gota. Tengo que empezar. Es tiempo de despegar y volver a correr. Te mantendré al tanto. ¿Me acompañás?

A Adi Lebendiker, gracias por la terapia física. A Rosibel Aguilar, gracias por el entrenamiento en el gimnasio. A Sergio Molina, gracias por ser el coaching en la pista y las calles. Al Dr. Antonio Gómez Tristán gracias por la cirugía en mi rodilla. A mis familia y amigos, especialmente a todos en DSQ, gracias por el apoyo de siempre.

Por todos Uds., y por mi deseo de regresar, acá dejo mi público compromiso público de salir adelante con este reto físico y mental.

¿Vos qué tal? Si estás en el programa que querés, te felicito. Y si no, ¿Te apuntás? No estamos solos, y tenemos que salir con nuestros desafíos. Hasta lograrlos.

Cierro con este mensaje de Nike. A ver si acaso! 😉

 

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