UTILIDADES EN TU AGENCIA, UN PREMIO VITAL

Con una mano en la chequera y la otra mano en el corazón, creo que hay amenazas muy serias y visibles para nuestra actividad publicitaria, como para agregar profundidad a nuestras propias debilidades.
Ayer estuve en una reunión donde mi buen amigo y colaborador, Carlos Abarca, insistía en la importancia de reconocer que las empresas están para producir dinero. Que su esencia puede ser otra y su razón de existir también, pero que el resultado más importante es la generación de riqueza, de utilidades, de dinero. Más aún, comentaba que en la misión de muchas empresas, la retribución de los accionsitas está de última, cuando piensa que debe estar de primero. Sus palabras se concentraron en recordar que nos toca producir utilidades, por lo que si para incrementarlas es buena contribución un Ojo o un León, entonces éstos se justifican.
El párrafo anterior, para muchos apasionados del branding, la publicidad, la creatividad y los premios publicitarios, puede ser una demostración de metalización reprochable. Sin embargo, basta un segundo para abrir los ojos y comprender que tiene muchísima razón don Carlos al recordarnos semejante verdad. Las compañías tienen que ganar dinero, y ojalá, mucho dinero.
Sin duda, es vital recordar la importancia de no perder foco con relación a las utilidades de la compañía y su negocio. las buenas noticias, sin embargo, se refieren al hecho de que como nuestro negocio es consecuencia del negocio de los clientes, es necesario volcarnos al negocio del cliente, sus marcas y ganancias financieras.
Con recursos es posible buscar la generación de riqueza, a mejorar la compensación económica de nuestro talento creativo, a introducir notables premios económicos a nuestros mejores colaboradores y convertir así la nuestra en una actividad focalizada en el negocio de los clientes, para así mejorar el nuestro.
Por lo dicho hasta acá, no es difícil comprender que el cliente es rey, y que a su negocio nos debemos. Sin el cliente no hay negocio, no hay ingresos, no hay salarios, no hay nada. Estas palabras, lo se, no son ni por asomo del deleite de la mayoría creativa del país, pero es la verdad. Toma dos dedos de frente comprender que es así.
De esta forma, es muy necesario ubicarnos y no olvdar que nuestro negocio es la publicidad y la creatividad que fortalece el negocio del cliente, las ideas que procuran lealtad a sus marcas, que capturan la atención y logran atracción para sus productos. En este contexto, los premios publicitarios, los Volcanes y los Cannes tienen sentido, porque así se estimula el talento para que se ponga al servicio de los clientes.
Que suene la caja registradora, que los publicistas no regalen su trabajo y que todo lo que hagamos agregue tanto valor a nuestros clientes, que se justifique cada día una mejor compensación. Defendamos este principio, y que ningún premio o estatuilla nos haga perdernos de esta vital condición.
¿Suena?
J

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