¿Te imaginás que en lugar de “I have a dream“, Martin Luther King hubiera dicho “I have an objective”? ¿Te imaginás el impacto si hubiera dicho “I have a proposal”, o “I have data that…”, o “I have a plan…” Posiblemente coincidás conmigo en que no habría logrado todo lo que detonó con su famoso discurso.
Así como lo es hablar de amor, en los negocios pareciera etéreo hablar de sueños. Es para reflexionar que así sea, y por esto, creo que tenemos que insistir hasta la saciedad en la importancia de soñar. Los sueños son de los soñadores, y esos, solo sueñan, dirán algunos que prefieren un plan de trabajo para lograr un objetivo.
Sin embargo, si aceptamos que todo ha sucedido al menos dos veces: una en la imaginación, y otra en la realidad, podríamos entonces coincidir en que soñar es absolutamente vital, como respirar o dormir. Tengo mil sueños, y en lo nuestro, la publicidad, las marcas, los ejecutivos y los creativos, las ideas y la competencia, es aún más necesario soñar. Para soñar, mejor hacerlo en grande que así llegamos más lejos. Por esto, yo sueño en un país brillando por años con su talento creativo, con agencias publicitarias formidables y con carácter, alcanzando niveles competitivos tales, que se nutren del negocio en los más grandes mercados, y por tanto, generando utilidades y riqueza relevante. Sueño con una comunidad creativa que pase de hablar del YO al NOSOTROS, y que de sueño a realidad pase poco tiempo.
En mi país sueño con una nación desarrollada y equilibrada, movida fuertemente por la empresa privada como generadora de realizaciones, concretas, tangibles y sostenibles. Sueño con una sociedad sensible para tender la mano al que menos tiene, y muy especialmente, que logremos proveer de condiciones para que nadie viva la humillación del hambre, de la ignorancia, de la miseria.
Soñar despierto es una idea para practicar diariamente. Tenemos que soñar y creer que “Nada es Imposible”, porque cuando ya nadie lo puede, Dios lo puede todo.
No me extiendo más.
I have a dream.
J
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Fragmento del inspirador, soñador, maravilloso Discurso de Martin Luther King, de Ag. 28, 1963.
“…I have a dream that one day this nation will rise up and live out the true meaning of its creed. We hold these truths to be self-evident that all men are created equal.
I have a dream that one day on the red hills of Georgia the sons of former slaves and the sons of former slave owners will be able to sit down together at the table of brotherhood.
I have a dream that one day even the state of Mississippi, a state sweltering with the heat of oppression, will be transformed into an oasis of freedom and justice.
I have a dream that my four little children will one day live in a nation where they will not be judged by the color of their skin but by the content of their character.
I have a dream today.I have a dream that one day down in Alabama, with its vicious racists, with its governor having his lips dripping with the words of interposition and nullification; that one day right down in Alabama little black boys and black girls will be able to join hands with little white boys and white girls as sisters and brothers.
I have a dream today.
I have a dream that one day every valley shall be exalted, and every hill and every mountain shall be made low, the rough places will be made plains and the crooked places will be made straight and the glory of the Lord shall be revealed and all flesh shall see it together.
This is our hope. …”
(…y así termina su discurso en aquella pivotal tarde en Washington…)
When we allow freedom to ring, when we let it ring from every village and every hamlet, from every state and every city, we will be able to speed up that day when all of God’s children, black men and white men, Jews and Gentiles, Protestants and Catholics, will be able to join hands and sing in the words of the old Negro spiritual, “Free at last! free at last! thank God Almighty, we are free at last!”