Hoy es un domingo como cualquier otro domingo. Igual nos despertamos por la mañana, nos levantamos al baño, nos cepillamos los dientes e iniciamos el día, sin embargo, a un ritmo distinto que al de un día entre semana, más pausado, de más relajamiento y algo de serenidad. Los domingos son diferentes a los lunes o los sábados, no tienen parecido alguno a otro día de la semana, y por esto, el domingo es preferido por muchos, porque es un día ordenado por Dios.
Si estás leyendo estas palabras en un domingo, hará un sentido distinto del que provocará para el lector en un martes o un jueves. Si llegaste hasta acá en la lentitud de una mañana de domingo aperezado, sentirás que tu domingo es un regalo y que merece disfrutarse. Si alcanzaste estos párrafos en un miércoles, ahí en la mitad de la semana típica de trabajo, no podrás dejar de desear que sea domingo para relajar el paso y sentir el domingo.
Me sucede con el domingo como con las vacaciones de fin de año o los días en Semana Santa. Como presumo que mis competidores hacen lo mismo, me entrego con más facilidad a desconectarme y disfrutar del tiempo para descansar. Como en los domingos presumo que todos estamos descansando también, me relajo con más facilidad y logro un poco más de tiempo para sentir en vez de hacer. Aún así, el domingo no es mi día preferido, aunque no tengo uno favorito.
Cuando pienso en estas similutedes y diferencias, tomo para nosotros en los negocios una sencilla lección. No es lo mismo presentar ideas, creatividad y propuestas arriesgadas a un cliente en estrés, presión y urgencia, que hacerlo a uno gozoso de la oportunidad para innovar, de hacer una diferencia y causar un impacto relevante. No igual iniciar una presentacion habiendo llegado a tiempo, que hacerla después de un retraso molesto. No es igual compartir ideas en el vacío de una oficina corriente, que hacerlo en la riqueza de un entorno preparado para la estimulación de los sentidos.
La preparación del ambiente, el sentido de la oportunidad atinado, la elección el momento correcto, la armonía del entorno para creatividad e innovación, son todas condiciones que no podemos dejar al azar o al correr inexorable de las horas. Un domingo como cualquiera, es un tiempo diferente y propicio para emociones diferentes a las de un jueves o un lunes. Es importante rescatar la preparación que ocupamos para cada evento, y por esto, hoy pensé que sería un buen día para recordarlo.
¡Feliz domingo!