Hace unos días se hizo una pregunta simple: ¿quién en el mundo es Jorge Oller? Y claro, la respuesta no es fácil. Comparado con Nelson Mandela, nadie; comparado con George W. Bush, mejor. Sin embargo, pregunto: ¿y por qué en comparación a alguien? La pregunta es clara y no pide comparación. Entonces, ni sigamos con esta línea.
Pongámoslo por un instante entonces, desde otra perspectiva. ¿Y quién en el mundo sos vos?, así como para que la cosa no quede solo en mi o en yo. La respuesta es simple, dado que en mi caso, soy Jorge, aunque si querés un poco más, soy hijo de Mayra y Fernando, hermano de José, Carlos y Fernando, casado con Alexandra y papá de Santiago y Adriana. ¿Qué? ¿Necesitás más?
Soy de Costa Rica, un precioso país boutique en el centro de América, donde se reserva el 26% del territorio nacional a la conservación de nuestra naturaleza, que no tiene ejército, produce los chips de la computadora en la que leés este blog, por décadas sin analfabetismo y que tiene por presidente a un Premio Nobel de la Paz. Tal vez esto no diga mucho, pero claramente son argumentos distintos de cualquier otro país en el mundo.
Comprendo. Esto tampoco responde a la pregunta, pues específicamente cuestiona quién sos, y no de dónde venís, ni de qué familia formás parte. ¿Cierto? Insisto entonces: ¿quién en el mundo sos vos?
Voy de nuevo. Soy publicista de 29 años de carrera, gerente por accidente, máster en administración de negocios graduado aunque no domado, empresario a ratos, ajedrecista aficionado, maratonista al suave, creativo publicitario premiado por la vida, cristiano en lucha diaria, hablo castellano, tico, inglés, mexicano y hondureño, como también me la juego en puertorriqueño, argentino y peruano. ¿Voy mejor?
No. Igual creo que la pregunta sigue sin responderse, pues claramente sos un poco de cosas que has hecho, y algunas pocas que has dicho. Sin embargo, no está en breve y en concreto lo que sos, y por esto, terminás más en descripción que en definición. Entonces, ¿quién en el mundo soy yo? (…y vos?)
Ah. Ya, la respuesta va en dos letras: yo. Claro, así de simple, yo soy yo. Y lo que no soy, no. Todo lo que diga en mi favor posiblemente no me define, y por tanto, tampoco lo que se diga en mi contra. Al final de todo, yo, o vos, somos simplemente lo que somos… hoy.
Como no somos botella, frasco o enlatado, ni caja, etiqueta o producto terminado, todos los días yo cambio, y vos también. La pregunta entonces está mal planteada y nunca podrás responderla, pues jamás sos simplemente. Y solo sos hoy, porque mañana serás un poco diferente. También es cierto que la definición de mundo es totalmente relativa, y por ello, no olvidés que siempre lo verás del color del cristal con que lo mirés.
Así las cosas, ¿quién sos hoy en tu mundo? Yo, me rindo. Ni lo intento responder acá, que va y de nuevo, como para seguirle dando por el mismo lado, me dicen presumido, rajón y subido, aunque yo defendería que sería simplemente descriptivo. En todo caso, la respuesta me la dejo para mí y los míos, si la hay, que así posiblemente deba quedar la tuya.
Dicho todo esto, acá jugando con las teclas de mi laptop, que total este es mi espacio y mi blog, te cuento que soy igual que ayer, solo que creo un poco mejor, así como de corazón comprometido con volverlo a ser mañana también. Tal vez es que no soy, sino que estoy.
¿Vos?
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