FATAL CAMPAÑA DEL SÌ

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SÌ. La campaña de los corazones por el Sí, para el referendum que se votará pronto para aprobar el TLC en Costa Rica, actualmente en televisión, es un error o un acierto, más ningún punto intermedio. Ha capturado la atención de la gente y provocado muchos comentarios, de los cuáles, particularmente yo los he escuchado negativos, molestos y hasta ofendidos. En lo personal pienso que es sencillamente fatal.
Veamos una muestra de lo que estamos hablando.

Me habría encantado estar presente en la presentación de esta campaña, para escuchar los argumentos. Igualmente habría encontrado interesante presenciar la discusión y el proceso hasta la aprobación que nos ha llevado a tener en el aire semejante ofensa a la inteligencia de los costarricenses. De frente a una decisión crucial para nuestro país, así como del primer referendo en nuestra historia, el Sí se ha prestado para un ridículo público de proporciones verdaderamente incomprensibles.
En este blog he procurado evitar polémicas innecesarias, para más bien, edificar y agregar. Sin embargo, no es posible enmudecer ante una manifestación propagandística tan burda y torpe como la que hoy presentan estos mensajes. Así también, es importante agregar un concepto de profundidad, pues la única diferencia que existe entre manipulación y persuasión es precisamente otra palabra: integridad.
Para no quedarme en palabras, veamos un ejemplo más de esta innecesariamente polémica campaña, una que intenta manipular incluso con símbolos patrios y de alto significado emotivo como el corazón:

Ser creativo es fácil, llamar la atención aún más, provocar polémica toma unos pocos tecleos, y por supuesto, causar impacto es cosa de un instante. Confundir estos conceptos y acudir a ocurrencias por el solo afán de ser diferente, olvida la esencia de una estrategia exitosa, oscurece la deseada transparencia y enturbia el mensaje diáfano y cristalino que se merece un tema de esta magnitud.
Lo que no se dice, lo que no se entiende, lo que se expresa entre líneas o lo que se balbucea, a menudo provoca vacíos que la gente puede llenar con especulación. Bastan unos cuantos puntos mal conectados, y lo que se obtiene es una emoción equivocada, como la del enojo, la ira o el ardor del celo, la sensación de ofensa o humillación. Verdaderamente eligieron un camino muy peligroso, uno que debería corregirse a la más absoluta brevedad.
Yo le propongo a los dirigentes del Sí un cambio inmediato de rumbo en su comunicación. Uno que refleje su intención clara, sus propuestas nobles y las extraordinarias intenciones que movilizaron al grupo negociador del TLC. Cuando no se debe, no se teme, y por esto, no es necesaria una campaña compleja y de entretejidos innecesariamente sarcásticos, caricaturescos y hasta burlones.
Cualquiera que sea la posición de cada costarricense con respecto al TLC, merece respeto y consideración. Merece información, argumentos y debate. Aunque nos dividan opiniones, las pasiones deben conducir a conciliación y serenidad, armonía y unidad nacional. Nos dividen el no o el sí, más no el odio ni otras emociones irreconciliables.
Yo estoy a favor del TLC y considero que es un riesgo que tenemos que asumir. Sin embargo, no estoy de acuerdo con la ausencia de transparencia que refleja esta campaña ni con esta insulsa fórmula de comunicación, una que irrespeta nuestra inteligencia y desdeña desconsideración hacia un noble sector de la población.

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