EL VOLCÁN ELEVA NUESTRA CREATIVIDAD

Elevar la creatividad de las agencias de publicidad y las compañías de comunicación comercial, requiere de una comprensión clara de las fuerzas que pueden mejorar nuestra competitividad, por lo que ojalá lean éstos párrafos algunos jugadores clave del mercado que visiblemente no las conocen. Y me refiero al pensamiento de Michael Porter y la competitividad, en una brutal condensación relevante a nuestro mundo creativo.

Si quiero que mi compañía sea más competitiva, necesito que mi país lo sea cada día más también. Es absurdo, miope y hasta estúpido pensar que voy a lograr éxito sostenible en el mundo, si no salgo de un mercado interno fuerte y del más alto nivel. Por esto, abstraerse de la competencia local es sentenciar la propia compañía a una pérdida de competitividad. Un golpe de suerte o dos lo tiene cualquiera. Sostener el éxito en el tiempo requiere de comprender que el nivel competitivo del mercado local es esencial.

Igualmente, es vital comprender que necesitamos un consumidor local exigente. Por esto, para elevar el nivel competitivo de nuestras compañías, es urgente que inyectemos en la gente creatividad más divertida, entretenida y sorprendente, pues así la apreciará más cada día, la esperará y eventualmente hasta la exigirá. El consumidor debe descubrir que no tiene por  qué resignarse a cortes comerciales aburridos o estridentes, o a invasión en su pantalla con banners y pop-ups o solo a páginas del retail que vemos a diario. Por esto, el día a día de la creatividad en el país tiene que elevarse, o nunca vamos a crecer si la apuesta es solo a truchos o iniciativas de agencia para festival.

No podemos pensar que vamos a elevar el talento creativo de nuestras compañías si no celebramos la creatividad. Lo que se celebra se repite, y por esto, en una simplificación extrema y solo para hacer un punto relevante al momento, los festivales creativos son muy importantes. Y en la suma de éstos párrafos de argumentos, para intentar brevedad de un tema que requiere de mucho más tiempo y espacio, no competir en los festivales creativos no es opción, sino una condición propia del negocio, aunque obviamente, reservada única y exclusivamente para los ganadores. Los que no compiten pasan a la segunda división o pronto se quedarán entre los perdedores. Puesto así, el Pregonero tiene casi 30 años de impulsar la creatividad del país y su competitividad. Y desde hace 8 años, el Volcán también eleva nuestra creatividad. Los premios locales son indispensables, y cuanto más relevantes mejor.

Hoy en día es muy fácil compartir ideas y conceptos. Y por esto, de lo que encontré me gustó particularmente el siguiente resumen en otro blog aunque ciertamente mucho más académico que el mío. (Que el mío de académico no tiene nada). Te dejo hasta acá con la propuesta de competitividad de Michael Porter en palabras de Carmen García Pelayo.

La competitividad debe ser entendida como la capacidad que tiene una organización, pública o privada, lucrativa o no, de obtener y mantener ventajas comparativas que le permitan alcanzar, sostener y mejorar una determinada posición en el entorno socioeconómico. El término competitividad es muy utilizado en los medios empresariales, teniendo incidencia en la forma de plantear y desarrollar cualquier iniciativa de negocios, lo que provoca, obviamente una evolución en el modelo de empresa y empresario.

La ventaja comparativa o competitiva de una empresa estaría en su habilidad, recursos, conocimientos y atributos, etc., de los que dispone, y los mismos de los que carecen sus competidores o tienen en menor medida, haciendo esto posible la obtención de unos rendimientos superiores a los de aquellos. El concepto de competitividad nos hace pensar en la idea “excelencia”, con características de eficiencia y eficacia de la organización.

Las empresas competitivas son aquellas capaces de ofrecer continuamente productos y servicios con atributos apreciados por sus clientes. A este conjunto de características que distinguen al producto de una empresa de sus competidores lo denominamos ventajas competitivas. Lo único seguro acerca de las ventajas competitivas es su dinamismo; los mercados pueden cambiar sus exigencias o la tecnología de la empresa puede verse desplazada por las de la competencia. Si una empresa no invierte en mantenerlas, renovarlas, tarde o temprano estará condenada a perderlas.

Existen dos categorías de ventajas competitivas: de costes y de valor añadido. Las ventajas de costes están asociadas con la capacidad de ofrecer a los clientes un producto al mínimo coste. Las ventajas competitivas de valor; por su parte, están basadas en la oferta de un producto o servicio con atributos únicos, discernibles por los clientes, que distinguen a un competidor de los demás. (Julián Villalba)

Michael Porter afirmaba que la competitividad está determinada por la productividad, definida como el valor del producto generado por una unidad de trabajo o de capital. Para hablar de competitividad, continúa Porter, habría que irse a la empresa, y al sector, e identificar cuáles son los factores que determinan que las empresas generen valor añadido y que ese valor se venda en el mercado, y si realmente esos factores son sostenibles en el mediano y largo plazo.

El ser competitivo hoy en día significa tener características especiales que nos hacen ser escogidos dentro de un grupo de empresas que se encuentran en un mismo mercado buscando ser los seleccionados. Es diferenciarnos por nuestra calidad, por nuestras habilidades, por nuestras cualidades, por la capacidad que tengamos de cautivar, de seducir, de atender y asombrar a nuestros clientes, sean internos o externos, con nuestros bienes y servicios, lo cual se traduciría en un generador de riquezas. (Michael Porter, “Ventajas Competitivas”).

Asimismo, Michael Porter establece cuatro factores que pueden ser determinantes en la competitividad:

1. La dotación del país, en términos de cantidad y calidad de los factores productivos básicos (fuerza de trabajo, recursos naturales, capital e infraestructura), así como de las habilidades, conocimientos y tecnologías especializados que determinan su capacidad para generar y asimilar innovaciones.

2. La naturaleza de la Demanda Interna en relación con la oferta del aparato productivo nacional; en particular, es relevante la presencia de demandantes exigentes que presionan a los oferentes con sus demandas de artículos innovadores y que se anticipen a sus necesidades.

3. La existencia de una estructura productiva conformada por empresas de distintos tamaños, pero eficientes en escala internacional, relacionadas horizontal y verticalmente, que aliente la competitividad mediante una oferta interna especializada de insumos, tecnologías y habilidades para sustentar un proceso de innovación generalizable a lo largo de cadenas productivas.

4. Las condiciones prevalecientes en el país en materia de creación, organización y manejo de las empresas, así como de competencia, principalmente si está alimentada o inhibida por las regulaciones y las actitudes culturales frente a la innovación, la ganancia y el riesgo.

Además,

– La competitividad significa un beneficio sostenible para su negocio.

– Es el resultado de una mejora de calidad constante y de innovación.

– Como hemos mencionado antes, la competitividad está relacionada fuertemente con la productividad: para ser productivo, los Atractivos Turísticos, las Inversiones en Capital y los Recursos Humanos tienen que estar completamente integrados, ya que son de igual importancia.

– La estimulación necesaria para que un país, una empresa nacional, o internacional sea más competitiva, es el resultado de una política fomentada por el Estado que produzca las condiciones para proveer la estabilidad necesaria para crecer requeriéndose la construcción de un Estado civil fuerte, capaz de generar comunidad, cooperación y responsabilidad. (Carmen García Pelayo)

 

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