Tengo poco que agregar a un tema que resumo en dos palabras: simple y elegante.
Así es el Mini o mi Q5, así es el Mont Blanc o aún más el iPad. En unos clicks compro mi boleto en American Express Travel o el tiquete al teatro en TicketMaster. B&H Photo lo simplifica y Amazon lo entrega también. Son todas soluciones que se resumen en dos palabras: simple y elegante.
Mis relaciones con mis amigos son cada día más fáciles, y más significativas, pues son simples y elegantes. Y cuando busco la solución a un problema, que es lo mismo a encontrar la oportunidad en una situación, normalmente elegimos la que resulta ser simple y elegante. Así los negocios, los contratos y hasta los tratos, cómo visto y cómo lucirá nuestro próximo edificio.
El website de Openhouse es simple y elegante, como lo es también el diseño de Tribu o el de Bosz, el de Fusión, Infirma o Camedia. Con las limitaciones de un blog personal al que no alcanzo a darle el tiempo que merece, aspiro a que éste sea también simple y elegante. Como lo deseo en la comida, desde la forma como se prepara hasta la manera como se presenta, o desde la tipografía elegida y en especial si es Helvética.
Una presentación, una redacción, una conversación, una oportunidad de exposición pública, una amistad o una relación comercial, todas ellas o cualquiera en sí mismas son posibilidades para lograr el simple y elegante que tanto prefiero. Ganar o perder, dar y servir, lo que sea, simple y elegente es mejor.
Mi vida la quiero simple y elegante. La atención a mis dimensiones física, intelectual, emocional y espiritual la procuro simple y elegante, como el espacio en mi oficina o el diseño de mi último libro digital.
¿Coincidís conmigo? Es simple y elegante.