«Lo único en nuestro poder que nadie más tiene es uno mismo», insistió Neil Gaiman en la graduación del 2012 en la Universidad de las Artes en Filadelfia. «Tu voz, tu mente, tu historia, tu visión», continuó diciendo luego de haber recomendado, en cualquier circunstancia, hacer buen arte, haciendo lo que solo vos podés hacer.
Llego a Gaiman a través de mi blog favorito, Brain Pickings, y te lo dejo acá para que te tomés el tiempo de escucharlo. Mejor aún, para que tomés nota y no dejés pasar una idea sin su espacio, porque este mensaje bien podría pasar a ser uno de los más importantes en la vida.
Gaiman nos invita a escribir, diseñar, cantar, pintar, bailar, dibujar, componer, crear como solo uno lo puede hacer. Y luego agrega: «el momento en el que posiblemente te sintás como caminando desnudo o desnuda por la calle, con tal vez demasiada exposición de tu mente, tu corazón y tus sentimientos, es tal vez el momento en el que te has iniciado en la ruta correcta».
En esta hermosa exposición, sostiene que uno consigue trabajo free-lance porque hacés bien el trabajo, por entregarlo a tiempo y porque sos buena gente. Sin embargo, resalta que dos de tres es más que suficiente. De hecho, podrían tolerarte lo insoportable que sos si el trabajo que entregás es bueno y a tiempo. Podrían contratarte si llegás tarde con tu trabajo, en el tanto seás buena gente y tu trabajo sea bueno! Y aún así, podría ser que tu trabajo no sea tan bueno, mientras que lo entregués a tiempo y siempre sea un placer verte de nuevo. ¡Simpática realidad!
Mientras traduzco y bajo a estos párrafos en mi blog las palabras de Gaiman, me doy cuenta de la forma como penetran en mi corazón. Tal vez porque le estoy dedicando toda mi atención, y tal vez porque resuenan como parte de mi vida, y seguramente, de nuestras vidas. De hecho, no tiene nada extraño que nos cuente que el mejor consejo que jamás recibió fue «disfrutá lo que hacés», y por esto, lo subrayo: disfrutá lo que hacés. Tanto como para que nunca llegue el día en el que tengás que trabajar, y por esto simplemente podás hacer buen arte.
Seás financiero, dentista, banquero o barrendero, hacé buen arte. Porque cuando llevás lo que hacés al nivel de arte, seguramente que ahí será donde podrás hacer lo que nadie más puede hacer. Y esto es posiblemente el punto de tu mayor aporte, tu más grande contribución.
En una apacible mañana de domingo, cuando todo se conecta y nada interrumpe, ha sido una delicia escuchar palabras tan llenas de sinceridad, inspiración y honradez. Por si no llegás a escuchar el mensaje completo, y porque así repaso yo el aprendizaje de la mañana, acá te dejo sus consejos finales:
«Dale y cometé errores interesantes, hacé fascinantes errores, caé en gloriosos y fantásticos errores. Rompé las reglas. Dejá este mundo más interesante por haber estado vos en él. Hacé. Buen. Arte.»
Si al final de escuchar estas palabras te llegara a pasar lo que simplemente querés más aún, acá te recomiendo un CLICK y te vayás a los Cinco y Medio mejores discursos de iniciación. Te prometo que los vas a disfrutar, te van a encender y seguramente que van a detonar.
¡Salud!