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Costa Rica debe ser bilingüe español-inglés

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Tengo días de estar alejado del teclado y mi blog. Me he distraído con mil otros temas, mientras que reconozco cada día y agradezco cada vez más aquel momento en el que mamá me cambió de escuela, consiguió media beca en la Metodista y me llevó en quinto grado a aprender inglés.

De no ser por aquella visión primero y acción concreta después, yo no habría aprendido el principal idioma del mundo. Sí, me refiero así al inglés y lo digo sin anestesia ni tapujo alguno, aún y cuando pueda molestarle a más de una persona defensora de lo propio, sea español, francés, griego o latín.

El mandarín es el idioma que más se habla en el planeta con 950 millones de personas principalmente en China, seguido por nuestro español con 400 millones de personas. Sin embargo el inglés, con 360 millones de angloparlantes nativos, es el principal segundo, tercer y hasta cuarto idioma del planeta. Es puente y conexión, es liga y relación, es apertura y ampliación, es oportunidades y cero fronteras, eso es el inglés.

Mientras que somos nosotros los privilegiados, al poder leer a Miguel de Cervantes, a Isabel Allende o García Márquez en el mismo idioma en el que escribieron sus obras maestras, quienes no hablan inglés tienen una desventaja del tamaño del planeta Tierra. Sin embargo, pareciera que en Costa Rica seguimos creyendo que podemos darnos el lujo de ignorar la inminente necesidad de hablar español e inglés, en ese orden y ambos idiomas al mismo nivel.

Ya lo han dicho muchos como lo hizo La Nación en mayo del año pasado. Por si se le escapó, le recomiendo leer el editorial donde se propone mejorar la enseñanza del Inglés. Luego anote todos los comentarios provocados, y encontrará que no se agregó siquiera una frase adicional. Pareciera que pasó de noche y que se sigue creyendo en tener éxito país sin hablar inglés. Es un pecado capital de mediocridad nacional no ser bilingües de verdad.

¿Hasta cuándo podremos seguir lamentando nuestro rezago? ¿Será posible que exista un padre o una madre que desconozca la importancia crucial de lograr que sus hijos o hijas dominen el inglés como segundo idioma? ¿De verdad hay algún joven que pueda poner en tela de duda la importancia del inglés en su futuro?

Como bien lo alerta el editorial citado, un patético 15% de la población entre 18 y 35 años de edad lo habla «adecuadamente». Me atrevo a pensar que además debe ser alto el porcentaje de los profesores que lo hablan con deficiencia. No temo apostar que el pendiente es tortura de muchas personas, aunque lamentablemente debe ser acción sostenida de pocos por aprenderlo. Éste párrafo hay que cambiarlo ya.

Tomando lo anterior como una breve e incompleta contextualización del tema, es crucial aceptar la importancia de lograr una Costa Rica bilingüe. Si el país no prospera tampoco lo harán las empresas en él, los proyectos o las instituciones. Luego también es clave lograr acordar su urgencia en calidad de emergencia nacional, pues no deberíamos esperar un día más para tomar medidas.

Primero en el plano personal, quien no hable inglés debe hacer inmediatos y sostenidos esfuerzos por dominarlo, pues no tardará en gozar las ventajas para su prosperidad y competitivdad. Hoy las opciones para aprender el idioma están a la distancia de la pantalla y con solo unos clics de por medio a un costo razonable. Después de todo, ¿porqué alguien podría esperar tanto beneficio sin pagar por ello?

Segundo, en el plano país no hay duda alguna que Costa Rica está obligada a reinventarse bilingüe español-inglés. De hecho, nuestro actual presidente Solís recibió de niño la ventaja del inglés precisamente en aquella Escuela Metodista. Su inglés es excelente y reflejo de una enseñanza de privilegio que hoy debe ser para todos y todas, trabajo y tenacidad personal sin excepción, pues nadie va a aprender el inglés por uno.

Mientras tanto, cualquiera que sea su circunstancia, le invito a no esperar ni un instante más. Tal vez no por Ud. mismo sino por sus hijos, cualquiera que sea el esfuerzo que tome. No habrá atajos ni encontrará poca dificultad, sin embargo, le garantizo que poco le va a dar más que aprender inglés.

Como en el caso de muchos, y no por mérito propio alguno en lo más mínimo, mi ventaja personal desde aquel quinto grado ha sido el inglés. (Gracias a Dios, a mi madre y a Ms. Ruth Beall). Así, si Ud. no está entre las personas que la comparten conmigo, ¿qué le atrasa? ¿Qué espera? ¿A qué o quién le podría realmente echar culpa alguna? ¿Tiene Ud. alguna idea de cuánto se pierde? ¿O cuánto deja de ganar?

Hablar inglés como el español es una carencia nacional. Sin embargo, más que cualquier otra definición, es obligación personal impostergable, o debemos preparnos a pagar las consecuencias y el precio de no hacerlo.

Es carísimo no hablar inglés. No espere ni un segundo más. 

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