Una reflexión sobre la libertad que surge al soltar lo que nos ata.
A través de su experiencia personal como publicista y empresario, Jorge Oller comparte cómo descubrir el valor de dejar ir puede ser más transformador que acumular éxitos o posesiones.
Una invitación a cuestionar la prisa, la comparación y las exigencias sociales que nos alejan de lo auténtico, recordando que el ego es el principal obstáculo para el desapego.
Con un tono honesto y sencillo, propone vivir con mayor ligereza, conciencia y propósito, mostrando que en la sencillez puede encontrarse la verdadera inspiración y plenitud.
Lo que encontrarás en este libro
La creatividad como forma de vida
La creatividad no es un talento exclusivo, sino una actitud vital. Vivir creativamente significa observar el mundo con curiosidad, reinventar lo aprendido y tener la valentía de pensar diferente. La creatividad, según Oller, es inseparable de la innovación y del crecimiento humano y profesional.
Aprender a fracasar: el riesgo como parte del éxito
El fracaso no es el fin del camino, sino parte del proceso creativo y de innovación. El autor vincula el desapego con la capacidad de aceptar el error, aprender de él y seguir adelante. Cada contratiempo se convierte en una lección que impulsa la evolución y la resiliencia.
Celebrar para crear valor
“Lo que se celebra se repite”, dice Oller, recordando que el reconocimiento es parte esencial del proceso creativo y del bienestar personal y colectivo. Celebrar cada logro, cada avance, cada intento. La celebración consolida la motivación y refuerza una cultura positiva.
La gran lección
que me enseñaron los años fue que el enemigo suele estar dentro. Que el ego y las ambiciones mal entendidas son el mayor lastre para la expansión de uno y de sus proyectos. Así, aprendí a no tener miedo al desapego, a escapar de los planes que encorsetan la codiciada creatividad, a renunciar a una parte para ganar un todo mayor, y que a menudo se gana perdiendo.
~ Jorge Oller
“La verdadera esencia de la innovación es esa capacidad de aceptar el riesgo inherente a cualquier fracaso o derrota y convertirlo en una fuente de posibilidades”