¿CÓMO SE CREA UN LOVEMARK?

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Con honestidad, brindando oportunidades, siendo de verdad:

Y así se define: Un Lovemark es una marca que ha migrado de un lugar en el mercado, al corazón de una cultura. Es una marca que inspira lealtad, más allá de la razón.

Es una marca que se carga de misterio, intimidad y sensualidad, para provocar con su nombre y su símbolo, emociones de lealtad para una vida entera. Y esto es Starbucks, de muchos años atrás, y especialmente hoy en Costa Rica también, que ha llegado a conocer su identificación con caficultores y artesanos, que ha reconocido la calidad de nuestro mejor café y que se ha propuesto transferir las emociones del terruño tico, a sus miles cafeterías en el mundo.
Starbucks ha sido por mucho tiempo un Lovemark en mi vida y en la de muchos, y después de leer La Nación del domingo pasado y la contribución que esta firma ha hecho en nuestro país, no puedo más que celebrar una compañía como ejemplo e inspiración. Enfocados en su negocio, es una marca que nos entrega una experiencia que estimula nuestra existencia, nos conecta con la tierra, el cafetal y una vivencia con sentido.

Mi primer bebida caliente en la mañana, sin embargo, es un té negro Awake de Starbucks con una pizca de leche. No obstante, la tomo en una simple y blanca taza con el logo de Starbucks, que me lleva a sentir mejor el despegue de cada día. Y si me quedé corto de tiempo y debo tomarlo en el camino mientras manejo, viene conmigo en una taza térmica que también lleva este logo, que entre otros factores, me fascina en su simetría y vínculos ancestrales a historias de fantasía.
Sin duda alguna, y como lo decía hoy un buen amigo y socio mío, el domingo pasado fue mejor porque La Nación compartió esta historia con nosotros. Por esto, es bueno invitarles a todos en la prensa a que nos dediquen al menos un día a la semana a exaltar todo lo bueno que sucede, todos los ejemplos inspiradores que estimulan, todas las historias de superación y éxito que suceden a diario, y que no tienen porqué ser protagonistas únicamente de las revistas especializadas y las publicaciones de negocios.
A los caficultores de Tarrazú, a los artesanos del país, a todos nosotros en el mundo, Starbucks nos confirma que sí hay compañías que comprenden que mientras el planeta se globaliza, todos, vos y yo, somos locales. También establece que gana quien permiete ganar, y en especial, aquellos que viven convencidos, como yo, de que hay mucho para todos. No es enfocándose a lo más barato, ni mirando solamente en la línea de las utilidades, porque en casos como los descritos en el reportaje de La Nación, Starbucks gana rescatando valores, ideas y creaciones en la base, ahí donde se siembra, se consiente y cosecha el café.
Antes Starbucks ya disparaba en mi una mezcla fabulosa de sentimientos positivos, cálidos y aromáticos. Hoy, después de lo que aprendí con el reportaje citado, siento lealtad y aprecio, agradecimiento y ternura, honestidad, sinceridad y deseo de estar aún más cerca de este Lovemark internacional.
Y ahora sí, vamos por una taza de buen café, que en mi caso, será un robusto 1820 bien fuerte… hoy además en una taza que compré en Starbucks.

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