Con los boletos electrónicos de hoy, las aerolíneas pueden hacer con sus pasajeros lo que se les antoje. Esta semana DELTA AIRLINES lo hizo conmigo de una forma inaceptable, y por esto, a pesar de muchos padecimientos en los viajes que realizo, éste merece un capítulo aparte porque fue un asalto a mano en el teclado.
El sábado pasado salí hacia Atlanta por la mañana, y dados cambios de planes de último momento, intenté hacer un nuevo itinerario para regresar el martes, en vez de volar a Nueva York. En resumen, solicité un vuelo de regreso, no dinero de vuelta, sino simplemente regresar antes sin el trayecto completo. Por la tarifa y las condiciones de mi boleto, asuntos que solo las aerolíneas entienden, cosa que les conviene solo a las aerolíneas, no pudieron hacer el cambio en DELTA del aeropuerto. Luego, tampoco me lo hicieron p con DELTA por teléfono, ni en USA ni en Chile. Mi asistente en Tribu lo intentó también y no fue posible.
Al llegar hoy martes al aeropuerto en Atlanta a tomar mi vuelo de regreso, encontramos que las reservaciones aún no se habían realizado, que más bien había un boleto nuevo y que lo anterior pagado por mi directamente a Expedia se había eliminado. Tardé un rato de espera mientras me atendían y buscaban la información, tarea que realizó Marcus Flanegan.
Apareció una señora en escena en el proceso, Yolanda Roulhac, en la foto de arriba, y con una amabilidad y deseo de colaboración, le explicó al muchacho en entrenamiento cómo hacerlo, me cobró $100 de penalidad por el cambio y emitió el pase de abordar. Esta solución la habían propuesto por teléfono en el departamento de Atención al Cliente de DELTA que reside en Chile, y por esto, me pareció lo correcto a hacer.
Para mi mala suerte, si esto existe, me percaté que no tenía mis millas en el boleto y por esto le pedí al chico que me hiciera el favor de incluirlas. Para mi sorpresa, no solo no pudo hacerlo sino que apareció en escena una tercera persona que intervino con agresividad, asaltando vos alta, tono altanero y autoritarismo despectivo, para decir que lo hecho estaba mal, y cuyo nombre completo desconozco, pero su placa decía A. Dunn, quien a su vez decidió no hablarme y no escucharme.
Como podrás ver en la foto anterior, ya tenía mi pase de abordar en mano!, y aún así, echaron al basurero el tiempo y lo realizado para entrar en un proceso que para no cansarte con la historia, me obligó a comprar un nuevo boleto. Y aquí indignación total, porque esta señora me gritó, se enojó, golpeó la pantalla de su computadora con los dedos, no me quiso escuchar e hizo lo que le dio la gana conmigo. Todo esto por no detallar en su lenguaje corporal, sus expresiones faciales y todo lo que hizo para darme a entender lo poco que le interesaba escucharme, saber de mis razones o explicaciones. En la foto abajo podés ver al personaje que me asaltó con sus malos modos y que no reparó un instante en atenderme con cortesía.
Mientras me hervía la sangre por el abuso y la impotencia, en medio de lo inaceptable, el atropello y el abuso de la representante de DELTA, me vi obligado a pagar un boleto de una vía para regresar a mi país, pues en medio del desorden de tarifas y condiciones, de emisiones , de gente que intervenía y hablaba, sin escucharme, tuve que firmar un boleto de $568, cuando el viaje original me había costado solamente $541.
Aclaro para los malpensados o para los que me conocen bien, que en medio de la frustración y el enojo, no hubo una sola falla de mi parte en la comunicación y el trato. Con firmeza pero con educación, intenté hasta donde pude, pero no logré comunicarme, hacer mis puntos ni lograr más nada que darme por vencido al atropello del que fui víctima por DELTA en nombre de esta señora, mientras que sus compañeros me veían a los ojos con mucha pena y como implorándome que no hiciera nada para molestar a su jefe superiora, como lo muestra la imagen en esta foto.
Es decir, un vuelo San José, Atlanta, Nueva York, San José me costó $541, y un boleto obligado por el abuso de una oficial malhumorada, mal entrenada, mal dormida y quién sabe con cuántos problemas más en ese día, me llevaron a pagar por un solo vuelo de Atlanta a San José, la cifra de $568!
De puro coraje en la puerta del avión, podrido por el abuso del que fui víctima sin espacio a berreo, puse la American Express sobre la mesa y pagué $150 más por un ascenso a Clase Ejecutiva, y por esto, acá voy en el vuelo de DELTA a San José, muy cómodo, muy bien atendido, comido y bebido, al módico costo total adicional inesperado de $691, simplemente, porque con esto de los boletos electrónicos pueden hacer con uno lo que se les antoje.
En el caso de un joven en entrenamiento, no supo qué hacer con mis boletos y por esto tuvo que pedir ayuda. Luego entró en escena una señora que resolvió la situación y emitió el tiquete, me cobró los $100 y avanzó con el sistema que, de no haber sido correcto, jamás le habría permitido emitir pase para abordar. Sin embargo, luego apareció alguien que por un mal día, una mala educación, pésimas maneras y aún peor entrenamiento, me obligó a pagar aún más del costo original de mi boleto, porque se le metió en la gana hacerse valer en su posición, impaciencia, malacrianza y desdén hacia este común y corriente pasajero.
A DELTA le voy a plantear un reclamo por el 100% de lo cobrado, los denunciaré por sus abusos, les haré saber de los maltratos sufridos y en ellos colocaré mi confianza por un trato justo. Estoy claro que una persona no representó bien a esta empresa, y por ello, confío en resolver esto como es debido. Ya les contaré más adelante, sin embargo, me he quedado apesadumbrado por lo incierto del tiquete electrónico y lo fácil que ahora resulta para alguien afectar tu viaje.
Mientras tanto, cuídense de los boletos económicos, de las ofertas de las aerolíneas, y en particular de DELTA en circunstancias como estas. Lo que no te cobran al principio en un boleto, te lo quieren cobrar luego en penalidades, restricciones, letra pequeña y todo tipo de artimaña para cobrarte más.
Al final de un mal rato como este, el premio siempre estará en la paciencia, la paz y la armonía de lo importante. Está claro que el tamaño de una persona es proporcional al de las cosas que le enojan, y por esto, hay que pasar la página y ver lo importante, como esta mala foto de una imagen maravillosa en el cielo mientras regresaba, y que me recordaba que no tiene importancia lo que es irrelevante.
Sin embargo, y como corresponde, no pienso dejar mi reclamo a DELTA Airlines ni por un instante sin su debida compensación.