Una cima con Sergio Valente

Hace unos pocos meses subí a una linda cima en Arizona, en la conocida CamelBack Mountain junto con Sergio Valente, líder de DM9/DDB Brasil, una de las más creativas y ganadoras agencias del mundo. Fue un divertido ascenso de un par de horas hasta lograr la vista a 360º que siempre emociona. Compartimos como amigos y jugamos como niños, gozando de un tiempo inusual en nuestras vidas.

Las vistas del desierto y la ciudad de Phoenix contrastaban con zonas verdes coloridas, agradecidas por el riego articifial con el que son atendidas. La caminata de la mañana fue propuesta por Google, y fue un maravilloso tiempo para compartir y conocer gente en la subida mientras ascendíamos un paso a la vez.

De repente fueron necesarios algunos descansos,  así como instantes para recuperar el aire y retomar energías. Esa mañana, en compañía de otros invitados, y en especial de los anfitriones de Google durante el Zeitgeist, regresamos  encendidos por endorfinas y el aire que solo se respira desde la cúspide de una montaña.

Lo interesante es que en un ascenso como este, Sergio y yo fuimos parejos, porque ahí eramos caminantes en una montaña. En esa mañana pasaron inadvertidas nuestros países de origen que nos hacen lograr resultados  diferentes, pues las circunstancias que vivimos son casi opuestas. Mientras que su país tiene 5 mundiales de futbol ganados, nosotros en Costa Rica no hemos pasado de la segunda vuelta, y aunque los chinos nos regalaran un estadio por provincia, no tendríamos las condiciones para organizar un Campeonato del Mundo en 5 vidas más. Vivimos en países que, mientras ellos constantemente se refieren al “o mais grande do mundo”, lo nuestro en general es chiquitico, incluidas las mentalidades de la mayoría de los ticos, conformistas y “pura vida”.

De hecho pienso que si Tribu DDB estuviera en Brasil, nuestra agencia sería la ganadora en Cannes ya de unos 3 ó 4 festivales como “Agencia del Año”. Pablo Chaves y Javier Mora estarían ganando tanto como nuestros amigos argentinos Mariano y Maxi. Seguramente que además de valiosas estatuillas locales, tendríamos Leones en nuestras manos con frecuencia. La plataforma del mercado en el que estás, definitivamente influye en la dimensión de tus alcances, como bien lo indica Porter. La exigencia de nuestros consumidores por publicidad mejor sería detonante, y nuestro talento lo podríamos elevar en un entorno de mayor competitividad. Nuestros clientes serían más exigentes y propulsores de más atrevimiento y creatividad, y seguramente que contarían con presupuestos mayores. En Costa Rica solo nos han hecho falta unos cuantos kilómetros adicionales, una 10 veces de más consumidores, o en su defecto, un mercado desarrollado, apasionado por el diseño y negado a vivir, arrastrando erres, en el “todo tranquilo”.

Así como en el caso de España, que reconoce que sus Olimpiadas de Barcelona sembraron para hoy recoger la cosecha más impresionante de triunfos deportivos, ¿te podés imaginar en cuántos siglos estaríamos listos en Costa Rica para organizar unos juegos olímpicos en nuestro país? Y aún así, algunas agencias costarricenses decidimos competir a partir de nuestros festivales locales, y ya hoy recogemos oros y estatuillas que hace solo 5 años eran impensables. Sin embargo, el mercado chiquito y mediocre en muchos aspectos, nos coloca en una plataforma mucho más pequeña y menos potente de la que vive Sergio Valente.

Dicho esto, no cejaremos en nuestros esfuerzos por superarnos, y seguiremos compitiendo, siempre en nuestro mercado primero y en el internacional después. Hoy sin embargo, me quejo de lo pequeña que es Costa Rica. ¿No podría haber sido solo unas 100 veces más grande y unas 100 veces menos conformista? (Nos ha hecho daño creernos la Suiza de las Américas…)

El mercado local potencia o reprime, y una isla Calero a la vez, el nuestro podría ser aún más pequeño. Así las cosas, nos corresponde negarnos a las fronteras y tratar de surgir por encima de todas las limitaciones. Aunque en Costa Rica no se pueda construir una carretera decente en 3 décadas, o aún hoy no se pueda hacer una llamada telefónica eligiendo el operador celular, ambos casos patéticos del subdesarrollo en el que vivimos,  tenemos que hacer lo propio para llegar a las cimas de las más altas montañas, aunque a nosotros nos cueste mucho en el contexto de la chiquita Costa Rica.

En esta experiencia en Arizona recordé mi ascenso al campamento base del Everest en Noviembre pasado. Y aunque no existe comparación alguna, la cima del SaddleBack me dio un gran gusto saludarla entre amigos. Ahora, nos tocará a todos los ticos apoyar a Gineth Soto, quien intentará conquistar al Monte Everest en Mayo próximo, y ser así el primer costarricense, o debo decir, la primer costarricense en lograrlo. Porque aunque nuestras limitaciones son muchas, jamás debemos rendirnos a las más altas cimas.

Fue un enorme placer subir con Sergio a la cima de aquella montaña en el desierto de Phoenix.  Sergio Valente, es un ganador y triunfa entre los mejores, un mérito que inspira, enciende y provoca. ¡Gracias amigo!

¡Salud!

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