Del libro por Armando Vargas Araya, La Vía Costarricense, publicado por la EUNED en el 2005, este un texto maravillosamente inspirador al iniciarse un proceso amplio, abierto y participativo.
Es una herramienta conceptual dinámica para desarrollar pensamiento político específico y útil; identificar, sumar y remozar elementos de nuestra personalidad común única e insustituible; desatar las potencias productivas, despertar las fuerzas creativas, espolear las energías de la juventud, enrumbar el destino nacional hacia arriba y adelante, más alto y más lejos. Es epítome autónomo y autóctono de fortalezas y de valores, demétodo y de contenido para aventajar el pasado, superar el estancamiento y construir el futuro.
Sus valores son, en primerísimo lugar, la luminosa trilogía de la libertad, la justicia y la paz. El desarrollo centrado en la persona, como elevación de un plano menos humano a una condición más humana. La producción eficiente y creciente, exógena y endógena, que genere empleo de calidad. La abundancia y la redistribución de la riqueza a través de la educación, la salud, la vivienda y la infraestructura.
Las virtudes que sostienen el carácter nacional son la laboriosidad, la moderación y la confianza de cada uno en sí mismo. Además, la caridad, la tolerancia y la esperanza. La solidaridad que libere de la necesidad y del temor. La frugalidad que postergue lo superfluo y privilegie lo austero. Es un humanismo cívico. [Humanismo cívico es la enunciación moderna de la filosofía moral, social y política que pone a la persona y sus capacidades en el centro de toda la atención; expresión acuñada por el historiador alemán Hans Baron (1900-1988), denota el tipo de humanismo políticamente comprometido, que surge en Florencia por los años de 1390 a 1402; en la actualidad, es fuente de inspiración en el reavivamiento del republicanismo clásico, especialmente en el debate sobre el comunitarismo como filosofía favorable a la sociedad civil. Véanse, Hans Baron, En busca del humanismo cívico florentino: ensayos sobre el cambio del pensamiento medieval moderno, Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 1993; James Hankins (Editor), Renaissance Civic Humanism: reappraisals and reflections, Cambridge University Press, 2000.]
Es un método ecléctico, ajeno a soluciones extremas, que concilia doctrinas de diversos sistemas. Pragmático, encuentra la verdad en la eficacia y el valor para la vida. Dialéctico por su capacidad de síntesis. Abierto porque lo examina todo y retiene lo bueno. Método que permite pensar con cabeza propia y construir consensos nacionales.
Su contenido es republicano y democrático, reformista y progresista. Equidistante del estatismo desmedido y del capitalismo a ultranza, propugna un régimen de economía mixta auténtico. Propone un desarrollo que no se realice a expensas de la mayoría, que el afán de lucro no avasalle la ética de la democracia liberal. [«Únicamente la necedad puede inducir a construir una casa dorada, pero rodeada del desierto o la degradación», Benedicto XVI, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 1° de enero de 2009.]
La Vía Costarricense es hechura no de un caudillo, de un partido, de una ideología o de una etapa histórica sino quintaesencia de los ritmos, las formas y los tiempos de la costarriqueñidad. [«Cada sociedad tiene su tiempo propio y su historia; cada una se sitúa en una teoría de la historia», escribe Jacques Attali en Historias del tiempo, Madrid: Fondo de Cultura Económica, 2001, y añade: «Invocar el pasado e incluir en una memoria los datos que lo señalan, el tiempo de los dioses y de los héroes del pueblo, confiere un sentido a las sociedades».] Cada civilización es un orden, es un ritmo, es una visión del tiempo, el oro de la experiencia que amontona la batalla de los siglos.