¿Prudencia en el 2016?

Prudencia en el 2016

He leído con interés muchas predicciones para el año, como si en algo realmente pudieran servir para anticipar el futuro.

Entre muchas valiosas consideraciones, prácticamente en todas ellas he encontrado la recomendación por prudencia en el 2016 –y salta el angelito vestido de blanco con alitas traslúcidas– proponiéndome hacer caso. A la vez en mi mente se revuelven pensamientos diferentes –diablillo rojo de cola punteada y tridente en mano– invitándome a la temeridad y a ignorar mi entorno una vez más.

Al reventar la última gran crisis financiera en el 2008, las evidencias que teníamos del mundo entero no eran especulaciones. Estábamos ante las más contundentes señales para tomar el curso de la cautela. Sin embargo, elegimos arriesgar. Decidimos hacer caso omiso a la tormenta, sobre un supuesto sencillo y de todos sabido, para tomar felizmente la ventaja de ir contracorriente y detonar un nuevo despegue en la madrugada del momento.

Las consecuencias de la prudencia siempre serán buenas, y por esta razón, me sorprende que las predicciones no la recomienden de forma permanente. A la vez, en una visión futurista no equivocaremos al reiterar que el cambio se dará a la velocidad más acelerada de la historia. Y solo por ésta única razón, podría ser necesario redefinir prudencia, pues hoy apunta a la inacción y la precaución que sugiere poco o nada.

Lo prudente hoy es comprender que no hay mayor riesgo que no asumir riesgo. Lo prudente es movernos de una visión local y lineal a una global y exponencial. Lo prudente es anticiparnos, comprendiendo que el mundo será cambiado a gran velocidad por ciudadanos comprometidos, pensantes y apasionados. Posiblemente por usted. Seguramente por nosotros.

Es más viable y prudente lograr que algo sea 10 veces mejor a que solo se intente un riesgoso 10%. Al revés, aunque en la misma dirección, es más difícil lograr una mejora del 10% que una 10X. ¿Alguna duda? Éste es un concepto para otra publicación, aunque posiblemente un buen primer paso al “moonshot thinking” (¿pensamiento lunático?) que puede hacer la diferencia en el 2016, pues los tiempos así lo demandan en el mundo y en Costa Rica aún más.

Así las cosas, también recomiendo prudencia en el año que se ha iniciado. Me refiero a la que nos permitirá pasar del crecimiento orgánico esperado al más acelerado y significativo.

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