Cuando repaso las mil trescientas y tantas entradas que he colocado en éste blog por varios años, me doy cuenta que es más de lo que no he escrito que de lo que he dejado alguna opinión por acá.
Deliberadamente, sin plan y sin alevosía, por relación del momento y espontaneidad natural, he escrito de lo que me ha dado la gana. Igualmente, he ignorado temas que abundan por todas partes, como críticas al gobierno, asuntos de actualidad, preocupaciones o denuncias, puntos de vista en mil temas y entre todo, he obviado toda posibilidad de mostrarme más allá de lo que soy. Y si en algún momento luzco o he lucido presumido, aclaro con vehemencia que a lo sumo he descrito o reflejado una realidad.
Mi tema redundante es visiblemente creatividad, aunque más bien se trata de asunto de influencia, de inspiración y procurar hacer una diferencia. También, al soltar los dedos sobre las teclas y hacer clic en el publish de mi blog, ejercito mi mente y algunas neuronas, me expongo por puro gusto y hago lo que pocos hacen: digo lo que pienso, lo que siento y lo que quiero. ¿O hay más empresarios y de la comunicación escribiendo y publicando?
Tal vez adelante decida abrirme un poco más. Tal vez en un futuro sea el tiempo para escribir de política, de problemas nacionales o de oportunidades para el desarrollo. Sin embargo, tengo que reconocerles que lo que más me interesa hoy es The Openhouse Project, y que en el camino adelante todo será tiempo de más cambio y evolución.
Así que no te equivoqués, que no lo escribo todo. Y por el contrario, escribo poco y de no mucho, porque así lo he querido. Por ahora.