La Revolucion del Terciopelo o el poder de la impotencia

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Corrían los 70as en este variopinto planeta; mientras en nuestro lado del mundo los afros, la música disco y las bolas de espejo hacían soñar a los jóvenes, al otro lado del atlántico algunos solo soñaban con la libertad de poder decir lo que pensaban , esculpir lo que sentían y pintar lo que nacía de su imaginación.
En 1977 un grupo de intelectuales de Checoslovaquia publican su manifiesto: “Carta 77”, una declaración que condenaba la violación de los derechos humanos en la antigua Checoslovaquia comunista. El régimen era comandado por el Dr. Gustáv Husák, tras la invasión de Checoslovaquia por las tropas del pacto de Varsovia en agosto de 1968.
En este manifiesto expresan su disidencia la gente de la llamada “zona gris”, o gente de las estructuras oficiales, un valiente grupo de artistas, científicos, periodistas y funcionarios que estaban en contra del régimen pero no manifestaban abiertamente su oposición porque temían perder sus medios de subsistencia.
Doce años más tarde, y continuando su silenciosa oposición, el dramaturgo Vaclav Havel creó el Foro Cívico, lo que le costó la prohibición de sus obras, la persecución y por último la cárcel.
“Havel desafió la respuesta tradicional de luchar contra el poder con poder y propuso un tipo de acción radicalmente distinta, a la que llamó “El poder de los impotentes”. Conocedor de que el poder tradicional no era una solución, sino la ampliación del problema se preguntó si existía otra clase de poder. Fue así que Havel se percató que el poder se mantenía gracias a la connivencia de los menos poderosos, de los que eran sometidos siguiendo un automatismo que perpetuaba el poder de quienes los dominaban” Peat, David. Las 7 Leyes del Caos. Editorial Grijalbo. 1999. Pag 51.
Tras la caída del régimen comunista (diciembre de 1989) Vaclav dirigió el nuevo gobierno y en enero de 1993 se convierte en el primer presidente de la nueva República Checa. En 1994 recibió la Medalla de la Libertad y en 1997 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
La revolución de terciopelo checa, liderada por un artista, vivida desde el alma por un pueblo que sin derramar sangre, luchó con gritos de silencio y esgrimió las armas de la impotencia en contra de los poderosos, nos demuestra que la influencia sutil de la conciencia y del pensamiento, son capaces de producir grandes cambios; así como el revolotear de una mariposa puede causar un tornado si es acompañado por muchas otras acciones igual de sutiles realizadas en la misma dirección.
Aunque tengamos la suerte de vivir en países que se autodenominan democráticos, da la impresión que quienes tienen el poder en sus manos son la corrupción, la ineficiencia, el clientelismo, la politiquería, la burocracia amordazante, la deshonestidad, la carencia de principios y quienes alimentan sus fortunas de estas prácticas. Ante este poder nos invade muchas veces una desesperante sensación de impotencia. La buena noticia es que nuestras acciones honestas, concientes, constructivas, solidarias y auténticas no caen en el vació, sino que se juntan con las de otros y otras, que como mariposas hacen batir sus alas para traer el esperado tornado de la transformación humanitaria que haga crecer los valores espirituales sobre nuestro adolorido planeta.

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