Me encantó encontrarme con una pequeña manada de leones arrinconados, pues claramente que es más del viaje que el destino. Precisamente un año después de que Saatchi Saatchi Nueva York ganara Grand Prix y el codiciado León para la Agencia del Año, me los encontré ayer en un rincón de una sala de reuniones durante un recorrido por sus oficinas.
Por supuesto que no soporté la tentación de revisar cuánto pesa una cosa de estas!, y como era de esperarse, son bien pesados… y deseados! (Que no me diga ningún publicista o creativo que no le encantaría ganar uno!!!!) Yo no lo niego!, aunque no dejo de reconocer que es como aspirar a una final en el mundial de futbol, no imposible, pero poco probable o cuando menos, muuuuy difícil.
Tan pesados son estos felinos que no hay agencia que los haya ganado que no haya sufrido las consecuencias que te hacen pensar en el lado oscuro del León. Son una especie de magnéticos embrujos que algún hechizo contienen, para ponerlo en términos de típico cuento de hadas.
De hecho, mi buen amigo y colega de Quorum en Perú, Mauricio Páez (abajo de suéter celeste) me contaba de todas las consecuencias que les trajo en Lima el par de Leones de hace dos años.
Claramente, no todo lo que brilla es oro, y aunque el mundo publicitario se mide en las dimensiones de la creatividad, también en función de las consecuencias que trae. De hecho, Quorum no volvió a participar en premios desde sus Leones!, pues optaron por un descanso luego de que prácticamente la totalidad de su equipo creativo fue contratado por otras agencias en condiciones insostenibles.
En mi opinión, los premios publicitarios miden la distancia que existe entre lo que podríamos darle a los clientes y lo que ellos normalmente deciden aprobar. También son valiosos para atraer al mejor talento en los mercados del mundo, como también son insustituibles en el jale que requiere lo cotidiano para elevar su nivel creativo, esencia vital en la conexión entre marcas y personas. También son sensacionales para direccionar organizaciones hacia creatividad, para organizar pelones cuando se ganan y para competir. Igualmente tienen riesgos y amenazas, pero a ellas no me voy a dedicar en este tecleo.
No obstante, cuando la agencia del año del 2007 en Cannes nos cuenta, a través de su CEO, Mary Baglivo, que en presentaciones ni mencionan sus extraordinarios premios recientes, nos recuerda entonces lo interno, lo nuestro y lo pequeño que es el tema de los concursos publicitarios de cara al gran mercado.
Del jueves pasado, y después de un día de reunión en Saatchi NY, abajo parte del grupo de CEOs de América Latina y mercado hispano, junto con los anfitriones de la gran agencia neoyorkina en la esquina de Hudson y Houston.
Este sábado en Cannes estarán llegando los primeros delegados de los 8.000 y pico que esperan los organizadores este año. De hecho, Josafat Padilla, Humberto Ling y Gabriel Alfaro ya deben estar allá, preparándose los dos primeros para recibir su brief mañana en el Young Lions Print Competition.
Mientras tanto, de esa agradable oficina en Nueva York, un par de fotos más, incluyendo una vista de su lobby y el atrium a las salas de reuniones en el piso 16, en una soleada tarde de junio en SoHo.
Mientras tanto, este domingo arranca la versión del 2008 del Festival Internacional Cannes Lions.