Hace unos días me encontré con esta belleza de ventana. Helados de frutas en deliciosos sabores y colores, presentados con creatividad, alegría y mucha determinación, provocando una experiencia sensorial desde la primer mirada. ¿A quién no le gustan los helados? ¿Y cuánto mejor si además te seducen así? Bueno, pues despegó el año y así me lo propongo vivir.
Solo que yo todavía no. Hoy dormí hasta las 10 y pico de la mañana, todavía no me he bañado y la barba sigue creciendo sin una sola intención a la vista de siquiera recortarla. Yo sigo de vacaciones y aunque el 2011 despegó, yo no estoy ni calentando motores aún, aunque la visión es clara: hacer del año nuevo todo un nuevo y emocionante sabor. ¿O el de mango mejorado?
Eso sí, apenas es 2 de enero y con el pasar de los años, el mes se ha ido convirtiendo en uno cada vez más lento. Primero porque es en cuesta arriba, y segundo porque mucha gente se lo toma así en nuestras latitudes. ¿Lo habías notado?
Como no me puedo dar el lujo de todo un mes lento, que es mucho lo que tenemos por delante, me conformo y me basto con unos pocos días. La primer semana de enero es como para la goma del cierre del año anterior, para iniciar el nuevo realmente por ahí de la segunda. O la tercera. Luego no hay quite.
Tenemos un 2011 lleno de desafíos por delante y no tendremos mucho tiempo para descansar, salvo el necesario para recargar energía y continuar. Para todos en nuestro grupo vienen retos mayores que los del 2010, de esto no tenemos una sola duda. Eso sí, irreverentes por completo con el entorno, continuaremos positivos, optimistas y decididos a avanzar, crecer y ganar. Tal vez entonces provocando con nuevas figuras y sabores, generando experiencias que se deseen repetir y consolidando el camino recorrido. En los negocios crecer no es una opción.
Despegó el 2011. En unos pocos días me subo.