Tengo tiempo de escribir poco en “A Fuego Lento“, por la sencilla razón de haber pasado meses muy distraído por uno y mil temas, momentos y eventos de vida que han capturado mi atención. Por esto, tendré que regresar a las teclas con el resultado de una observación: es mucho más emocionante el leopardo que el león.
Por muchos años hemos estado a la cacería del León, el de Cannes, tal vez ignorando la existencia de muchos otros premios, posibilidades y oportunidades. De hecho, con un telefoto Nikon 200-400 mm de LensRental.com logré comprobarlo hace unos días en el Gran Kruger Park en Sudáfrica.
Así es. Por mucho que así lo creamos por un instante o una vida entera, el mundo no gravita alrededor de un León. Así como le sucede a la gente que trabaja en Coca-Cola, (o bien sea cual sea tu compañía, equipo o pasión), es un error asumir que el eje del Universo es una botella, pues la verdad es conocida y no es así.
El príncipe de los depredadores es el leopardo, y de los “Big Five”, sin duda alguna es el más hermoso. Ni el león, el rinoceronte, el búfalo ni el elefante alcanzan la impresión que provoca este felino poderoso, inteligente e imponente. En vez de estar escribiendo en el blog, me pasé por varios días enfocado en fotografiarlo a todo click.
Se dice que el leopardo es el más elusivo de los felinos salvajes, y sin embargo pienso que en esa categoría lo superan el jaguar de nuestras latitudes y el León que sólo se encuentra en el sur de Francia en Junio. También se dice que si no llegaras a ver el leopardo en su búsqueda, uno puede irse con la seguridad de que el leopardo te observó desde su escondite.
A la par de estas imágenes, tenemos un León solitario en nuestras vitrinas. Con mucho en su correcta proporción y con un poco de mejor perspectiva, igual iremos por traerle compañía. Entre muchas otras razones, porque así lo haremos mejor para las marcas de nuestros clientes.