¿Qué nos enseña la Sele?

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Tuve la oportunidad de estar en los tres partidos que la Sele perdió en el mundial de Alemania.

Cuando llegamos eliminados al último juego contra Polonia, fue vergonzoso escuchar con estupor a la barra tica cantar “Peeeerras, peeeerras…” cuando perdíamos.

Mientras tanto, el estadio estuvo lleno de enardecidos polacos que apoyaron a su equipo hasta el final del 2 a 1 que nos propinaron, aunque ellos también iban de regreso a casa ese mismo 20 de junio del 2006.

Ocho años después tuve la posibilidad de asistir a un partido del Mundial, cuando Costa Rica enfrentó en cuartos de final a la gran selección de Holanda en Salvador, Bahía. Convertida en la “mata gigantes”, no teníamos duda ni por un segundo que la Sele podría vencer de nuevo y llegar a semifinales.

En esta ocasión los enardecidos éramos ticas y ticos, convencidos de que teníamos la obligación de ser el jugador #12 a todo pulmón. De hecho, nunca olvidaré al joven líder natural que teníamos enfrente, quien con pasión tricolor encendida como un cohete en dirección al espacio, con la patria en el pecho nos recordaba: “Aquí no vinimos a pasear!, apoyemos #√∑€∞ Ω€¥*{!… ¡levántense! ¡vamos! ¡nos necesitan! Oeee, oeee, oeee…”

Así los integrantes de la Sele fueron recibidos como hérores nacionales, exaltando virtudes y condiciones que lograron éstos maravillosos muchachos, su dirigencia y equipo de apoyo, a nombre de toda Costa Rica. La celebración pasará a la historia como una nunca vista antes.

Ayer la Sele nos llenó de orgullo una vez más al ganar la copa Uncaf, con Paulo César Wanchope como Director Técnico, así como con muchos nuevos jugadores, por lo que se consolida como la potencia centroamericana del fútbol y una gran promesa de cara a Rusia en el 2018.

Ahora entonces, ¿cuánto podemos trasladar del fútbol a la vida? Tal vez sea un buen tiempo para reconocer que todas y todos tenemos nuestro propio partido que jugar. Y por esto, podría ser buena idea aplicar lo que nos enseña la Sele para nuestras vidas cotidianas.

Si no lo hacemos así, podríamos correr el riesgo de siempre ser observadores. La opción es elegir ser protagonistas de nuestras propias historias de éxito, por lo que pienso que de la Sele hay mucho que aprender.

Aquí te agrego 5 enseñanzas de las muchas recibidas de la Sele. En la sección de comentarios abajo, ¿nos podrías agregar las tuyas? Sería buenísimo que juntas y juntos podamos compartir lo que hemos aprendido. Aquí van mis primeras conclusiones.

El camino al éxito está lleno de fracasos. Tal vez la primer gran enseñanza que nos trae la Sele es precisamente que para ganar hay que saber perder. Es muy posiblemente cierto que perder es un requisito para ganar. Si estamos hoy en una derrota, levantemos la mirada pues seguro vamos en buen camino.

No se gana nada abucheando. Si el partido es de 90 minutos y estamos entre la mayoría, en el estadio o frente a la tele, nada ganamos criticando, choteando, serruchándole el piso a uno o a otro. Esto vale para el futbol como para nuestros gobernantes, para la empresa o institución en la que trabajamos, vale para cualquier equipo.

A todos nos gusta ser parte de un equipo ganador. Ticas y ticos en el país y en el mundo caminamos henchidos de orgullo, pues la Sele nos ha enseñado a aplaudir, a reconocer el talento en otros, a subordinar el interés individual por el colectivo. Está claro: ganamos más si ganamos todos.

Para hacer goles hay que patear al marco. También es cierto que debemos entrenar, tener disciplina, fe, paciencia, visión, mucho sudor y trabajo. ¿O hay alguien ahí afuera pensando en serio ser millonario jugando a la lotería? Solo llegar a ser parte de la Sele requiere de mucho sacrificio, y así en la vida, no se vale esperar nada regalado.

Lo que se celebra se repite. La celebración nacional, multitudinaria, eufórica y sin parangón en la historia del país en ningún campo, solo anticipa que vendrán muchos triunfos más. ¿Podremos trasladar el espíritu del reconocimiento, el aplauso, el regocijo y la celebración a otros campos? Estoy seguro que sí lo podemos hacer también hacia el Gobierno, a nuestra familia, al departamento del que somos parte o la comunidad en la que vivimos.

Estaría buenísimo que algunos escribieran libros, que jóvenes produjeran vídeos, que profesionales agregaran sus presentaciones. Necesitamos que la memoria nacional se traduzca en aprendizajes pragmáticos, en nuevos hábitos, actitudes, formas de colaborar y así formar un nuevo carácter costarricense.

Mucho se puede agregar y reflexionar para traducir los triunfos de la Sele en los detonantes que necesitábamos para ganar en nuestras vidas. Aquí te incluyo en breve unos cuantos apuntes más:

El éxito sigue a la visión. (Los goles, el dinero, los votos también).
Ningún jugador es mejor que todo el equipo unido.
Es bueno reconocer el talento de los demás.
Costa Rica puede ser un país de gente que aplaude.
Soñar, pensar, hacer y celebrar.
La adversidad es una gran motivación.
La disciplina y el trabajo pagan.
Es mejor cuando es divertido.
A nadie le gusta que le griten.
Se logra más cuando hay confianza.
Como debe ser, cerremos con un mensaje trascendental como muchos de los que podemos aprender en un buen comercial.

Y a vos, con la humildad que requiere el aprender, ¿qué te ha enseñado la Sele?

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