Con demasiada frecuencia escucho de una crisis de liderazgo. Sin embargo, nunca he oído a nadie hablar de una crisis por pasividad.
Demasiada es la gente a la espera contemplativa de una solución a sus problemas por ese medio deshonesto que se encuentra en la mente y el trabajo de otros. La multitud luce como rebaño domesticado cuando aguarda de terceras personas por la entrega gratuita de su salida.
La contradicción es grande y la muestra está a la vista. Uno solo hace mucho aunque muchos hacen más. La independencia suele ser vista como el fin, de no ser por la más alta y a menudo incomprendida interdependencia. El poder de uno individual crece con el poder de las personas en colectivo, y por esto es necesario el liderazgo. Y así las cosas, es lo que hacés en la oscuridad lo que te lleva a la luz.
Es innegable y sería necio ignorar que suena mejor una orquesta bien dirigida a una sin batuta. Sin embargo, ningún violín llega a ese atril sin la iniciativa original que mezcla disciplina con talento, perseverancia con tesón, crear una visión y hacerla realidad. Luego, su mayor nivel se alcanza en colaboración, precisamente cuando converge el talento personal en colectivo, armonía y sintonía, valores compartidos, pasión y fe.
Quien comprende la importancia de la proactividad como primer condición, surge y se supera en medio de un mar de pasivos a la espera. No en vano, se trata del primer hábito de Stephen Covey en su aporte crucial por guiarnos hacia alta efectividad. Primero le toca a uno, con todos los recursos a nuestro alcance.
Por esto y mucho más que no alcanza en una cápsula de blog, creo que el liderazgo es un factor sobrevalorado. Porque no es cuestión de otros sino de uno, porque es tirarse al agua si se quiere nadar, de patear al marco si se quiere un gol. Es cuestión de iniciativa personal primero, es ponerle con todo, es negarse a la manada inútil y surgir por méritos propios.
¿Quién espera liderazgo para conseguir trabajo? ¿Es acaso necesario el liderazgo para empezar a ganar en tiempo libre? ¿Es liderazgo lo que le falta a un desempleado o es más bien agallas para salir a pulsearla vendiendo “gallos” o una nueva “churchilleta”?
En una cultura que popularmente exalta la necesidad y agrede la virtud, no a pocos les parece indigno el orgullo y el éxito. Serruchar el piso es de mediocres. El “choteo” es práctica común de perdedores. Esperar que un líder resuelva tu vida es un fraude a tu existencia.
Dicho esto, cuando tengás al frente a una persona proponiendo algo extraordinario –bajo la observación de Derek Sivers; video al final– ¡seguilo!, pues serán los seguidores quienes lograrán crear el movimiento. Sin seguidores un líder no tiene oportunidad, y por esto, espero podamos coincidir en que es cuestión de uno y no de los demás.
El liderazgo está sobrevalorado y por esto, será siempre tu vida, tu impulso y atrevimiento. Por lo tanto no esperés ni un instante más. Hacelo.