El éxito no es una medalla de oro, tampoco lo es un León en Cannes, un millón de Euros o una maratón en el mejor tiempo personal. El éxito se ha desvirtuado y aunque se puede lograr a diario, puede generar la sensación equivocada de un portal a la felicidad.
El éxito no es lograr la silla de privilegio en una mesa ni tampoco lo es la viaipí reservada en primera fila. El éxito no es 14 peces vela en un día como tampoco lo es un álbum de postalitas completo. Éxito no es un diploma ni tampoco lo es una transacción, una trompada o algo empacado.
El éxito no es fundar una compañía o emprender, según dicen ahora, el éxito no es lograr lo que uno quería ni tampoco lo que se había uno soñado. Éxito es una palabra relativa y es un concepto que se encoge y se estira, por lo que éxito no debe nunca traducirse en absolutos, el éxito es personal y siempre debería estar entre comillas.
Entonces, ¿qué es éxito? ¿Cómo se puede definir ese éxito que todos buscamos? ¿Es éxito paz? ¿Es éxito finalmente hacer con tu tiempo lo que se te antoje? ¿Éxito es salir en una portada o recibir una ovación de pie? ¿Qué diablos es éxito?
Después de incontables fracasos en mi vida y solo unos pocos «éxitos», debo reconocer con humildad que no he escuchado ni vivido mejor definición de éxito que una: success is succession. Es decir y en nuestro idioma, el éxito es sucesión.
¿De qué habría servido Italia 90 para Costa Rica de no haber sido por Brasil 14? ¿Cuál habría sido la grandeza de don Pepe si no le hubieran sucedido Oduber, Monge, Arias y otros, incluidos el mismo Carazo y su propio hijo José María?¿Podrá un padre definirse «exitoso» si sus hijos no lo son? No en vano, Jesús eligió 12 discípulos para su sucesión por siempre y se enfocó en la fundación del movimiento liberador que hoy tanto nos entrega.
Cuando el éxito se entiende únicamente como la obtención de un propósito o un objetivo, se pierde de vista el verdadero sentido del éxito, pues debe tratarse de uno que perdura, que se sostiene y se supera. El éxito está en dejar un puesto y entregarlo después a mejores manos. El éxito se consolida cuando se supera por gente mejor que uno, cuando se crece y expande más allá del primero.
Si los gobernantes de un país se enfocaran en sucesión, comprenderían la importancia de trabajar en equipo, de hacer entregas duraderas, de enforcarse para las generaciones que siguen. Si el éxito fuera visto como sucesión en una empresa, nunca nadie jugaría de indispensable y la mentoría intencional sería una práctica común.
Significa abandonar todo marco mental fijo para movernos a uno de expansión, uno que acepta que estamos para ser superados, para que otras y otros vengan a proteger la sostenibilidad del éxito, que se logra ni más ni menos que por sucesión, de generación en generación.
Esta idea la hice mía y por años la convertí en mantra que he repetido en incontables ocasiones. En el idioma que querás, con palabras o con imágenes, cantado o recitado, como sea tu preferencia. En lo personal ha sido así: success is succession… (pasan varios segundos, inhalo y exhalo), success is sucession… (pasan varios segundos, inhalo y exhalo), success is succession…
Luego, simplemente se hace.