GANAR O PERDER


Mucho se ha escrito del segundo. Frecuentemente se citan frases que no dejan de insistir en lo decepcionante que es ser segundo. Vince Lombardi, por ejemplo, jugador de la NFL cuyo nombre lleva el principal trofeo de la NFL, dijo que en dos ocasiones había sido segundo con Green Bay, y que no quería vivir esa experiencia nunca más.
En algún lugar leí que nadie se acuerda del que llegó de segundo, con la única excepción de quien precisamente llegó de segundo. Mi padre decía que nunca segundas partes fueron buenas, mientras que recuerdo a mi profesor de Educación Física en la Metodista cuando decía que no hay lugar para un segundo lugar.
En dos párrafos, sin embargo, no puedo encontrar el absoluto en en el contexto de un concepto tan relativo. Es decir, que aunque es cierto que puede ser una de las experiencias más decepcionantes, ser el segundo podría ser del éxito y la satisfacción en función de la situación. De hecho, con relación a la relatividad, Einstein decía que una hora seduciendo a una chica atractiva era como un segundo, mientras que un segundo con las manos en fuego ardiente es como un segundo.
Sin embargo, si tomamos una experiencia personal, en mi primer maratón quedé en en el puesto 28.074 y sentí haber logrado una pequeña victoria personal, simplemente por haber llegado a la meta. Al año siguiente bajé un poco más de media hora el tiempo y dado que además, disfruté enormemente la competencia, no pude estar más contento cuando logré moverme al lugar número 24.983 de entre 35.000 maratonistas. No obstante, supongo que el que llegó de segundo, y el tercero o el cuarto tal vez, no logró la satisfacción de todos los demás mortales que corríamos tras sus zancadas, lentamente, así fuera 2, 3 y hasta cuatro horas después.
Esto de ganar o perder, de ser primero o de ser segundo, es un tema para el depende y por tanto, para revisar un caso a la vez. Posiblemente después de los tres a diez aspirantes a ganar una maratón, luego solo te encontrás con miles de ganadores a pesar de haber todos perdido el primer lugar. En el caso de un juego de suma cero, pareciera que siempre hay perdedores en medio de un solo ganador, y sin embargo, tiene una relación directa con los objetivos originales, las posibilidades reales, el plan de vuelo. De hecho, creo que en una maratón como en la vida, todos podemos ser ganadores en función de la definición personal y de las metas propuestas.
En la absoluta mayoría de las dimensiones de mi vida, no he sido el primero, y sin embargo, al igual que casi todos de nosotros, siento que gano. Tal vez sea el ganador en unas cuantas partidas de ajedrez, y tal vez también, puedo perder nivel, tiempo, habilidad, destreza, efectividad, aún ganando. En unas pocas he sido segundo y luego, en miles de miles de otras situaciones he estado entre los supuestos perdedores. En relación a billones de personas, puedo sentirme un ganador y en relación a otros puedo pensar que soy perdedor. Muchas veces he ganado perdiendo y más aún recuento con precisión aquellas ocasiones en las que he ganado cediendo y retrocediendo.
Ganar o perder. Depende.

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